La conversación comienza con Fina, visiblemente afectada, revisando los moretones en su cuerpo cuando su madrina, Digna, entra en la habitación. Digna, profundamente preocupada, se acerca rápidamente a Fina, expresando alivio al verla y compartiendo lo preocupada que ha estado. Le pregunta cómo la trataron los guardias, mencionando que Marta le había contado sobre los interrogatorios. Digna está especialmente molesta porque los guardias presionaron a Fina para que revelara la identidad de otra mujer. Fina tranquiliza a su madrina, asegurándole que nunca traicionaría a Marta, insistiendo en que preferiría enfrentarse al daño antes que delatarla.

Digna nota un moretón en Fina y le exige saber quién la lastimó. A regañadientes, Fina admite que un guardia le agarró el cuello durante un enfrentamiento para intimidarla, pero insiste en que no fue grave. Furiosa, Digna le insta a denunciar el abuso al superior del guardia, pero Fina rechaza la idea, claramente deseando evitar revivir la experiencia. Al notar el cansancio de Fina, Digna se enfoca en consolarla, prometiendo que los eventos traumáticos han terminado y que esa injusticia no volverá a suceder.

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