De los muchos poblados mineros que vieron la luz en plena actividad minera en la provincia de Huelva, vamos a visitar en el día de hoy a La Torerera, actualmente en ruinas.
La Torerera es un buen ejemplo del devenir de los negocios mineros que surgieron durante el siglo XX, con sus periodos de investigación, desarrollo y producción, incertidumbre, esplendor y decadencia hasta el cierre, que atraían a sus trabajadores con sus familias y que, finalmente, expulsaban al cesar la actividad.
Comenzamos las imágenes pasando por un arco que daba acceso a uno de los dos grupos de viviendas que formaban el poblado de La Torerera, concretamente el “barrio de abajo” o nuevo poblado, situado al sur de la carretera que va a Los Milanos. Este grupo de casas estaba distribuido en tres núcleos y contaba con 36 viviendas. Podemos observar en las imágenes lo que queda de este antiguo poblado, tan solo el solar que albergaba las casas de los mineros y sus familias.
Nos encontramos en el término municipal de Calañas, en pleno corazón del Andévalo onubense. De los 237,83 Km2 de extensión de dicho término, 286,16 ha (2,8616 km2) corresponden a la finca donde se ubica el complejo minero de La Torerera. Se llega a la misma a través de una carretera que parte de la pedanía calañesa de Sotiel Coronada con dirección al embalse del Calabazar y a la antigua estación de ferrocarril de Los Milanos, hoy en día un apeadero con parada facultativa de la línea de ferrocarril Zafra-Huelva.
En este antiguo enclave minero resalta el bellísimo paisaje, donde las suaves colinas se visten de verde, predominando especies arbóreas como pinos y eucaliptos de repoblaciones.
Vamos a realizar un amplio y suave recorrido por este macro espacio minero donde iremos captando imágenes de las ruinas de varias de las estructuras que formaban este complejo. Así, podemos observar cómo una chumbera se ha apoderado de parte del tejado del edificio que albergaba las oficinas de la mina. Para ello solo se necesita pájaros y tiempo.
La historia de La Torerera (cuyo nombre se debe a que la concesión de la mina fue solicitada el día posterior a una fiesta campera local que se realizaba con la actuación de una Dama Torera con un toro bravo. Así se decidió poner a la finca ese nombre, La Torera, pero por error se repitió la sílaba, quedando su actual nombre), comienza cuando la Unión Española de Explosivos (UEE) compra la concesión a su primer titular (se cuenta que por una escopeta y dos perros) y comienzan los trabajos de investigación en 1911 a través de su filial GEINCO (Sociedad General de Industria y Comercio). En 1925 comienza la producción minera de la pirita y en 1931, la UEE decide parar la mina.
En los años treinta, la UEE emprende el proyecto de construir una fábrica subterránea de explosivos, denominada “Los Milanos”. Está formada por la fábrica de ácido sulfúrico, la de ácido nítrico, la de trinitrotolueno, la de nitroglicerina y la de explosivos especiales. El explosivo se almacena en la orilla izquierda del embalse del Riscoso, en polvorines excavados en la ladera de la montaña.
En las imágenes podemos observar dicho embalse, creado para abastecer a la mina. Con el cierre de la mina de Sotiel Coronada, a primeros de 1941, la UEE compra la mina de Sotiel a la United Alkali, debido al interés por el embalse de Calabazar, mucho mayor que el del Riscoso, por lo que se construye una canalización para el trasvase desde “Las Vegas del Calabazar” hasta el Riscoso.
Continuamos nuestro recorrido y vamos observando distintos elementos en ruinas. Algunos de estos edificios se encuentran en la parte más alta, justo el lugar que fue elegido para crear el poblado más antiguo, el “barrio de arriba”, con edificaciones distribuidas en ocho núcleos de viviendas para trabajadores, haciendo un total de 61 viviendas. Posteriormente se construiría el “barrio de abajo”, ya comentado.
El complejo contaba con la casa dirección, la casa del médico, del ingeniero, del administrador, la escuela, las casas de los facultativos de minas, la casa del jefe de oficina, la capilla, el casino, el economato, el matadero, etc. La población de La Torerera llegó a alcanzar un censo de 1.000 habitantes.
En abril de 1973 se para la fábrica definitivamente y comienza el desmantelamiento de todas las instalaciones. Algunos vecinos se resistieron a desalojar sus viviendas pero finalmente, en 1979, los últimos moradores del poblado se trasladan a Calañas y se derriban las últimas casas.
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