Asentadas en el pueblo de Lebrija (Sevilla, Andalucía, España), una localidad cercana al río Guadalquivir en su último tramo antes de desembocar en el océano Atlántico, pocas fiestas en las que la música y el baile tradicional tengan protagonismo pueden ser más auténticamente populares que las Cruces de Mayo de Lebrija. Sin grupos organizados como rondas, cuadrillas, pandas, mochileros, etc., y únicamente soportada por las gentes del pueblo, a título individual pero actuando colectivamente, en Lebrija se vive una bulliciosa fiesta callejera durante los dos primeros fines de semana de mayo que mantiene, durante esas noches, un extraordinario y alegre ambiente de baile y comensalía, mediante el cual, entregándose al gozo de la diversión, se olvidan penas y se labra y confirma la amistad, el cortejo, el querer y la vida misma.
Como en otros lugares de España, aquí son celebradas también las Cruces de Mayo, pero con sus peculiaridades, montando altares con imágenes y símbolos religiosos, a veces improvisados y a veces con base permanente, en calles, plazas, patios y esquinas, que son adornados con colchas y mantones llenos de matices en las paredes, con papelillos y cadenetas de colores en lo alto y por doquier el más variopinto y reluciente menaje metálico casero. Y a su frente, el tablado, donde se bailarán y cantarán sin parar durante toda la noche, hasta que amanezca, sevillanas corraleras, que es una variedad de seguidillas que es fama que eran interpretadas, sobre todo por mujeres, en los patios de corral de las viviendas, aunque el estilo antiguo de baile (del que se pueden ver grabaciones de internet), más espontáneo y parecido al modo de bailar seguidillas en otros puntos del sur y sureste español, se practica poco y está extendida actualmente la costumbre de bailar las sevillanas más comunes, más academizadas, aunque de modo libre.
Los altares son organizados por familias y vecinos, que se esmeran cada año en su acicalamiento, y que también ofrecen al paisano y al forastero bebidas y productos caseros, especialmente de madrugada, cuando el cansancio va haciendo mella en los cuerpos. Y para bailar, sevillanas y más sevillanas, y sólo sevillanas que ejecutarán por parejas cualesquiera que se hagan sitio en el tablado o en plena calle o patio. Como en otros lugares, la costumbre marca que se bailen por parejas mixtas o bien por dos mujeres, pero nunca dos hombres. Al cante, cualquiera que sepa entonar una sevillanas por metro de seguidillas asonantes con estribillo, de forma individual o a coro, dependiendo del tono (hay voces muy personales que requieren de cante solista), la letra empleada… si esta es o no conocida por los demás, ya que puede ser inventada en el acto o hacer referencia a un suceso o chascarrillo local, etc. Y al toque percusiones. Únicamente percusiones, principalmente panderetas y almireces, pero también cañas o aros con sonajas, y palmas, muchas palmas. Y así se bailará y cantará durante toda la noche, haciendo cortas las horas de la madrugada al grito de ¡hasta el día!
La Fiesta de Lebrija es una fiesta, sobre todo, de mujeres, mujeres de todas las edades que desde antiguo (incluidos los tiempos de vigencia de la vida tradicional) tienen libertad casi total para disfrutar de la misma, y así se aprecia en las imágenes. Algunas de estas mujeres lebrijanas han grabado discos de corraleras, desde comienzos de la década de 1980, como Las Corraleras de Lebrija, interpretándolas según su peculiar estilo. E incluso Carlos Saura llevó una versión de esta particular variedad de seguidillas sevillanas a su película “Sevillanas”, de 1992.
Las Cruces de Mayo de Lebrija están declaradas Fiesta de Interés Turístico Nacional de Andalucía.
Adjuntamos a la Colección Memorias de la Tradición un vídeo con algunas escenas de la Fiesta de las Cruces de Mayo de Lebrija tomadas el sábado 5 de mayo de 2012 en uno de los recintos que albergan las cruces. En ellas se denota el buen ambiente, algunos peculiares personajes lebrijanos, la vitalidad y hasta la sensualidad en el baile, las voces de los coros espontáneos y las lucidas individualidades al cante, como la chica que canta en primer plano, y las mujeres, las muchas mujeres en la fiesta.
Vídeo y texto: Manuel Sánchez Martínez.
Colección Memorias de la Tradición: Licencia Creative Commons BY-NC-SA
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