Aún con el vello de punta venimos a contaros uno de los actos más especiales que hemos organizado en la bodega. Hace unos días recibimos a cerca de 50 invitados (distribuidores, responsables de tiendas de vinos y al equipo comercial de la bodega) a un evento del que no sabían nada. Solo había una cita, una hora y un lugar. Todo lo demás era una gran incógnita.
Y lo que todos esperaban, una cata, se convirtió en una experiencia de gran impacto para todos ellos, especialmente cuando les quitamos el antifaz que les pusimos al empezar el acto. Todos los asistentes accedieron a la sala de barricas de la bodega con los ojos tapados sin saber lo que iba a suceder. Al eliminar el sentido de la vista, la propuesta trataba de potenciar los otros sentidos y, a su vez, impedir que se supiese quiénes servían los vinos o quién dirigía la cata.
En el acto se cataron cuatro de nuestros vinos, el cava Pasión Cuvée Brut Nature Reserva, los vinos solidarios Genéticamente Rebeldes blanco y tinto y Bercial Ladera Los Cantos. Los responsables de servir los vinos y su maridaje fueron seis jóvenes con síndrome de Down, miembros de Fundación Asindown, que han recibido formación en hostelería y en cocina. Ese fue el primer impacto una vez todos pudieron quitarse el antifaz. Hubo un segundo impacto relacionado con la explicación de los vinos, pero este permanecerá en secreto, se quedará en la sala de barricas y en la vivencia personal de cada uno de los asistentes.
Los responsables de dirigir el taller fueron los profesionales de Fundación Eurofirms, una entidad que pertenece al Grupo Eurofirms, la primera empresa de capital nacional de recursos humanos. Con sus talleres buscan normalizar la discapacidad en la sociedad, con el objetivo de integrar a personas con discapacidad al mundo laboral y generar entornos inclusivos que garanticen que esa integración sea sostenible a largo plazo.
Tamara Pommerech, usuaria de la Fundación Asindown, fue una de las camareras, que trabajó esa tarde sin que nadie la juzgase por su condición. “Lo que hemos vivido hoy ha sido impresionante, todos tenían los ojos tapados y así hemos evitado que nos juzgaran por tener síndrome de Down, y por eso hemos podido demostrar sin límites lo que valemos”, nos decía.
En Bodega Sierra Norte estamos realmente contentos de que nuestros vinos y cavas hayan sido vehículo de un mensaje tan importante, porque más allá de ser una empresa y tener que rentabilizar nuestra actividad, intentamos marcar la diferencia en el ámbito social. De hecho, de ahí partió la colaboración hace ya cerca de un año con Asindown y nuestros vinos solidarios Genéticamente Rebeldes, cuyos beneficios se destinan íntegramente a la Fundación y a su proyecto La Mare Que Va, un espacio en La Marina de Valencia que ofrecerá formación en hostelería y restauración a personas con síndrome de Down y discapacidad intelectual, para contribuir a su integración social, laboral y a visibilizar sus capacidades.
En el siguiente video podéis ver un resumen de lo que sucedió aquella tarde en la que todos los asistentes miraron con otros ojos.
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