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Esto es lo que queda de Bento Rodrigues, un pequeño poblado en la municipalidad de Mariana, en la región minera de Brasil.
Hace un año, una presa que contenía un enorme embalse de desperdicios minerales se reventó, lo que desencadenó un tsunami de lodo que dejó 19 muertos, enterró poblaciones enteras y contaminó cientos de kilómetros de ríos, arroyos y bosques.
La comunidad de Paracatu también fue afectada.
En total, 1,200 personas perdieron sus hogares cuando casi 500 casas, clínicas, escuelas y puentes quedaron destruidos.
Ellas aún viven en refugios temporales a la espera de ser reubicados en nuevos asentamientos.
NAT - Geraldo de Oliveira, originario de Paracatu
"Este lugar solía ser un paraíso. Era lo más bonito que usted haya visto", dijo este hombre cuya casa quedó destruida. "Perdimos el lugar que amábamos tanto".
Las familias cuyas vidas fueron trastocadas por la tragedia del 5 de noviembre de 2015 dicen que se sienten traicionadas. La mayoría sigue a la espera de que la empresa responsable pague por las posesiones que perdieron y les construya nuevas aldeas.
Samarco, una empresa conjunta de dos de las principales mineras del mundo, Vale de Brasil y BHP Billiton de Australia, ha generado miles de empleos en el área y generado millones de ingresos fiscales a través de los años.
Pero aquellos afectados culpan a Samarco por el desastre.
NAT - Marinalva Dos Santos Salgado, vivía en Bento Rodrigues
"Ellos tuvieron la oportunidad de evitar muertes", dijo esta mujer que perdió su hogar. "Pero ellos no se preocuparon por los seres humanos. Pero sí les importó el dinero. Es imposible no estar resentidos".
Los fiscales presentaron el 20 de octubre cargos de homicidio imprudencial y daños ambientales en contra de 21 ejecutivos brasileños y extranjeros, y señalaron que la presa de desechos que se rompió era una bomba de tiempo.
Una ejecutiva de la empresa, dijo que Samarco ha invertido unos 320 millones de dólares para reforestar los bancos del río, construir diques que contengan los residuos minerales y pagar beneficios a las personas afectadas por el desastre: paga el salario mínimo para un miembro de un hogar y una suma adicional por cada uno de los que dependen de él.
Una tarde reciente, María do Carmo Pereira Ramos, quien nació y creció en Paracatu, leyó un poema y entonó una canción sobre el sufrimiento de su pueblo.
"La presa se llevó nuestra alegría, nuestros hogares. Ya no aguanto más. Se llevó nuestra riqueza, nos dejó tristeza. Que Dios nos de paz".
===SOURCE: AP===
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