Pocos sucesos pueden presumir de tantos giros inesperados, versiones contradictorias o un alto grado de misterio y faltas de certezas, como la desaparición y muerte de Esther López. Las pesquisas iniciadas después de que se perdiera el rastro de esta vecina de Traspinedo, de 35 años, tuvieron su primer golpe de efecto cuando el juez dejó en libertad a Ramón, El Manitas, el único detenido por el caso. Un auto dictado tras un arresto de 72 horas (hubo una prórroga de la detención) por falta de pruebas contundentes contra este hombre, cuyo chalet está a escasos metros del lugar donde se esfumó el rastro, el pasado 12 de enero, de Esther.
Fuente: ATLAS
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