JESUS EN TI CONFIO !
Pasa Señor Tu Mano Sanadora !!! Tócame Señor, Sáname Señor !!! Correo para testimonios de Intercesión Hna Tarsicio de San José : TarsicioDeSanJosé@gmail.com
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El nombre original de la Hna Tarcisio de San José es Juana Josefa Bermúdez Pirela. Nació en el tradicional barrio de Santa Lucía en Maracaibo, el 30 de enero de 1898, era la cuarta de los nueve hijos de los esposos Andrés Bermúdez Paz y Mercedes Pirela Díaz, familia de fuertes bases cristianas. Fue bautizada en la Iglesia parroquial de Santa Lucía de Maracaibo, el 27 de junio del mismo año. Esta familia era de arraigados principios cristianos, de operante solidaridad, especialmente hacia los más pobres y necesitados; desde muy joven Juana Josefa, con su hermana María Chiquinquirá —la tercera de los hijos de los esposos Bermúdez Pirela— visitaba los sectores pobres de Maracaibo para practicar la caridad con los desamparados y enfermos…
Juana Josefa estudió en el Centro Educativo Colegio Superior Femenino, regentado por las señoritas Elisa, Mercedes y María Farías, muy dignas profesionales de la educación.
Siete años después de terminar sus estudios, en el año 1925, a los 27 años de edad, Juana Josefa —o Josefina, como la llamaba cariñosamente su familia—, se fue de Maracaibo: Después de navegar cinco días en el barco “Mara” arribó a Maiquetía, el 24 de mayo de 1925. Allí visitó el Hospital San José de las Hermanitas de los Pobres de Maiquetía; y ese mismo día se trasladó a Caracas para incorporarse a la Congregación, para entregar su vida a Jesús Crucificado en los más necesitados. En el año 1933 hizo profesión perpetua cuando formaba parte del personal en el Hospital Vargas de San Cristóbal. En el año 1.950 celebró su Aniversario de Bodas de Plata también en San Cristobal.
En la Congregación de las Hermanitas de los Pobres de Maiquetía, Juana Josefa Bermúdez Pirela recibió el nombre de Tarsicio de San José, en honor a San Tarsicio, el Protomártir —el primer Mártir— de la Eucaristía, nombre, que es indicativo de su acendrada devoción a la Eucaristía, siendo la comunión y la adoración al Santísimo Sacramento el centro de su espiritualidad. Además, conocía muy bien la espiritualidad de Santa Teresa de Ávila y de San Juan de la Cruz. La oración contemplativa era fundamental para ella, queriendo encontrar a Dios en la práctica del silencio y de la soledad, como lo expresa en sus escritos y poesías espirituales.
La Hna Tarcisio tenía un tono de voz muy bajo, muy agradable, muy suave y dulce; era una Religiosa con un gran dominio de sí, de carácter afable, de mirada modesta. Siempre impresionaba por su dulzura a cuantos la escuchaban e irradiaba paz, comunicaba amor, como efecto de su oración y de su cercanía a Dios y entrega total a Él.
Se tienen noticias que la Hna. Tarsicio era de poca ingesta de alimentos y fue de contextura muy delgada, de piel blanca y estatura mediana. Fue una Religiosa, que vivió el carisma original de su Congregación, fiel a la herencia espiritual de su fundadora, la Madre Emilia de San José, y de las primeras Hermanas. Alegre, amistosa y animada por la caridad, se distinguía por su profunda fe, espiritualidad, orden, disciplina, madurez y sabiduría. En lo concerniente al trabajo, fue una persona de mucha responsabilidad, servicial, laboriosa y productiva. Siendo una Religiosa penitente, de adoración al Santísimo Sacramento, de oración contemplativa y de ayuno, renunció al mundo y nunca buscó honores, premios o puestos importantes, ni permitió, que la manipularan personas o ideas ajenas a la verdad. Transmitía una gran alegría en el Señor.
Hasta el final de su vida mantuvo la plenitud de facultades mentales. El Pbro. Roberto Morales, Párroco de la Iglesia de Santa Lucia en Maracaibo, la asistió, antes de su tránsito al Cielo: La confesó, le administró la unción de los enfermos, la Santa Eucaristía, y la prepar para su anhelado viaje al Cielo en el Hogar San José de la Montaña, el 15 abril de 1993.
La Congregación está en posesión de cuadernos de apuntes personales y poesías espirituales, que reflejan su fe, su humildad, su paciencia, su caridad, su entrega, su generosidad, su sabiduría, su actitud de adoración hacia las divinas personas de la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, y hacia la Sagrada Familia de Jesús, María y José. Su extensa obra escrita es expresión de la grandeza de su alma y de su santidad.
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