España, al término de la Segunda Guerra Mundial, era un país mal visto por los vencedores. El general Franco había simpatizado con las potencias del Eje. Con el triunfo de las democracias, se encontraba aislado internacionalmente. La situación interior del país era terrible, con la economía aún destrozada por las secuelas de la Guerra Civil y una imposibilidad de alimentar a toda la población. Estando condenada a la hambruna y la muerte sin ayuda internacional. Argentina desoyendo a la ONU se acercó a España y envío a Eva Perón como representante con alimento para la población española que la recibió entre jubilo en 1947. Perón concedió un crédito a España de 350 millones de pesos en tres años, a un bajo interés, y otro de 400 millones a devolver en veinte años para pagar las importaciones argentinas. España recibió 400.000 toneladas de trigo, 120.000 de maíz, 8.000 de aceites comestibles, 16.000 de tortas oleaginosas, 25.000 de carne, 10.000 de lentejas, y hasta 50.000 cajones de huevos. A cambio, España envió a Argentina textiles, aceitunas, barcos, y sirvió de zona franca para los productos australes en Europa.

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