Panamá 29 de octubre 2020.
El gobierno central a través de la Superintendencia de Bancos de la República de Panamá emitió el acuerdo 13 del 2020 que modifica a su vez el acuerdo 2 de la referida Superintendencia. Estos acuerdos reglamentan una moratoria en pagos de prestamos hipotecarios, tarjetas de crédito, préstamos de autos y préstamos personales - se dice fácil, se dice rápido pero amerita la ocasión un análisis, aclaraciones y algo de proyecciones. La moratoria bancaria, la más flexible de la región, da un aire a tenedores de casi 1 millón de créditos que suman poco mas de 26 mil millones de dólares o la mitad de la cartera crediticia del sistema. Las buenas noticias van mas allá del simple “break en el pago", recordemos que no es condonación, castigo, regalo. La deuda esta, sigue generando intereses y estará allí en junio de 2021. No hay deterioro en la calificación crediticia de cada tenedor de deuda, no hay cargos por mora, tampoco hay ejecuciones de las garantías ni tampoco serán reportados como mala paga a aquellas personas que se acojan a estos alivios.
Todo esto suena y es bueno. La incertidumbre que vive y vivirá el país en próximos meses hace de este acuerdo algo mas que necesario. Pero hay que hilar mas fino porque en una economía dolarizada, sin banco de ultimo recurso, ni seguros sobre los depósitos, la auto regulación es más poderosa que nunca y depende estrictamente de la responsabilidad individual ciudadana.
Los acuerdos no son automáticos - hay que aproximarse al banco a sustentar los porqués del alivio. Y hay varias razones para que no sean así: el juega vivo, por ejemplo es uno de ellos; si usted puede pagar porque ha venido trabajando, el llamado solidario es para que lo haga porque la estabilidad de industria depende de que, lo mas prontamente posible terminen las moratorias. Los depósitos y cuentas de ahorros sostienen el crecimiento y el movimiento de flujos de efectivo y solo su buena y positiva administración garantizan esperanza y fe. No cobrar intereses, letras, prestamos implica una cierta inestabilidad en la plaza, especialmente para bancos medianos y pequeños generando algo de temor que pudiese llevar a la desconfianza que es a la postre la emoción que provoca corridas de depósitos. Sigue la incertidumbre con temas que salen de la Asamblea de Diputados. Esto no apoya mucho el concepto de confianza que tan necesario es y más en tiempos como los que vivimos hoy día.
La moratoria da tiempo para tener mas claridad sobre la reducción de la fuerza laboral considerando que las suspensiones terminan en diciembre y algo tendrá que ceder: ¿se disparan la desvinculaciones laborales? ¿se extienden las suspensiones?
La moratoria debe terminar bajo las condiciones que no alteren mas el mercado financiero. Por ahora, vivir en el ya financiero de Panamá es un enorme desafío del cual saldremos solo con el esfuerzo mancomunado y coordinado de todos.
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