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Los avances tecnológicos ingresan cada vez más a la medicina veterinaria, como es el uso de la termografía en equinos como herramienta complementaría de diagnóstico; gracias al calor que genera el cuerpo y la piel del animal, permite que la circulación y el flujo sanguíneo arrojen un patrón térmico que detecta las variaciones de temperatura, indicando las zonas donde el caballo puede estar presentado algún daño o enfermedad en los tejidos.
Los caballos son animales de sangre caliente que generan calor y regulan su temperatura. Basándose en estas características los veterinarios pretenden estudiar la salud de los animales y detectar lesiones. La termografía detecta puntos calientes que indican un aumento de la circulación sanguínea, lo que a su vez puede ser considerado síntoma de daño o enfermedad (por ejemplo uno de los signos de inflamación es el aumento de la temperatura). También detecta problemas de mal o pobre circulación. Es, por tanto, una herramienta ideal para ayudar al diagnóstico de cojeras. El principio básico de esta técnica consiste en la transformación de este calor generado por el cuerpo en imágenes, con una amplia gama de colores que refleja la diferente emisión de calor.
La termografía se podría definir como una técnica no invasiva que mide las emisiones infrarrojas, temperatura, de la superficie de un cuerpo (u objeto). El resultado es una representación gráfica de la temperatura de la superficie de un cuerpo (imágenes).
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Juan Gonzalo Angel Restrepo
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