Con lágrimas y un emocionado suspiro de alivio. Así han recibido tanto Pablo Ibar como su familia la noticia de que NO va a ser ejecutado, aunque deberá pasar el resto de su vida en la cárcel. Se entiende como una victoria la condena a cadena perpetua anunciada por el jurado esta madrugada. Ibar lleva 25 años encerrado, 16 de ellos en el corredor de la muerte. Su defensa ya ha anunciado que volverá a recurrir.
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