Hoy Colombia, trata de modificar los hechos que han cambiado su historia y la han transformado en una nación en la que se reconocen todos los recursos naturales como mercancías disponibles para ser adquiridas por empresas transnacionales, élites latifundistas, poderosos consorcios agroindustriales, empresas mineras, entre otros.
Todo esto, gracias al proceso de genocidio, que sirvió como herramienta clave en la redistribución territorial, para ampliar la capacidad productiva, al haber logrado desplazar a las atrasadas comunidades campesinas para implantar un modelo de progreso y desarrollo en todos los campos, posicionándose como una de las mas grandes fuentes de recursos y materias primas de américa latina, un supermercado de megadiversidad y abierto a todo tipo de clientes.
Un país que ha muerto silenciado en fosas comunes, y que ahora renace para la inversión. Es evidente que un país que renace, necesita una imagen que renazca con él.
