Etapa relativamente llana y con interminables rectas entre campos que terminan en algún montículo que te hace desear que cambie el paisaje aunque lamentablemente detrás de éste solo encuentres otra recta similar e interminable.
Para colmo de males, un simpático capellán en un hospital de peregrinos nos indica que estamos 1 km de nuestra meta, Belorado, pero el maldito kilómetro se convierte en unos 15, con viento en contra de 29 km/h. Hombre de Dios, pero mal calculador.
A Destacar el paso por Santo Domingo de la Calzada.
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