Los precios altos de petróeleo, gas natural, carbón, electricidad y combustibles son los reflejos de la crisis energética mundial. Se sentirá con más fuerza en el invierno sobre todo en el hemisferio norte.
El desequilibrio energético de oferta demanda de energía primaria y secundaria se dio principalmente por la reactivación económica mundial que superó las espectativas, lo que generó escasez de petróleo, gas natural, carbón. Del lado de la oferta se observan intereses geopolíticos de la OPEP+ que controla la oferta de crudo, la dependencia de Europa del gas natural, los problemas en la cadena de suministros, los ambiciosos objetivos de China para reducir las emisiones de carbono a lo que se suma la reducción de la energía nuclear, eólica y de agua en Europa.
La instalaciones petroleras de EEUU no se recuperan totalmente del huracán IDA; China junto a sus problemas generados por los problemas de containers, y de evergande está restringiendo el uso de lectricidad, por tanto produce menos y subirán sus precios. Si la situación coyuntural se convierte en estructural puede provocar incluso estanflación. En este escenario el principal perdedor será el medio ambiente es decir todo el planeta.
