El desarrollo melódico, en contextos tanto de improvisación musical como de composición, debiera ser parte importantísima de nuestra práctica musical, sin embargo, generalmente dedicamos más tiempo a la armonía, los voicings y la propia práctica instrumental que al desarrollo melódico.
Esto nos lleva a encontrarnos en muchas ocasiones con arreglos musicales realmente buenos, bien grabados y bien producidos, que sin embargo, están a servicio de melodías con poca direccionalidad, poco sentido cadencial y con un abuso de la repetición bastante pronunciado.
En este video vamos a abordar de forma sencilla dos elementos que, integrados en nuestra práctica musical, nos van a ayudar a que nuestro sentido del desarrollo melódico sea más eficiente; la elasticidad melódica y el desarrollo melódico basado en rotaciones, tanto rítmicas como melódicas. Esta práctica la podemos incorporar fácilmente en nuestra rutina de estudio musical y sus beneficios en lo que respecta a nuestro lenguaje de improvisación, sea jazzística o de otro tipo, son enormes.
La idea de la práctica musical que propongo en este video es similar a las actividades que realizamos cuando de pequeños estamos familiarizándonos con nuestro lenguaje; deletreamos, recombinamos sílabas, cambiamos acentos y, en general, jugamos con el lenguaje hasta llegar al punto en que podemos expresarnos con él sin pensar demasiado en lo que estamos haciendo.
El lenguaje de la improvisación, que no deja de ser una composición en tiempo real, es mucho más rico que la adquisición de licks y frases pre-construidas, pero para llegar a él hemos de trabajar los elementos musicales más básicos; cantar las frases, saber aplicar elasticidad melódica sin instrumentos y poder realizar rotaciones tanto rítmicas como de alturas. Espero que este video sea un primer paso para todos aquellos que buscan iniciarse en el desarrollo melódico.

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