La CCSS dará opción de vida a enfermos de cáncer de hígado que antes no tenían vía clara para recuperar la salud, gracias a la técnica de destrucción por calor de los tumores menores de cinco centímetros, procedimiento que resulta muy eficaz y, en muchos casos, es mínimamente invasivo.
El equipo de alta tecnología, adquirido para ese propósito, quema el tumor directamente en el hígado, al introducir una aguja guiada por ultrasonido, en cuyo extremo salen puntas generadoras de entre 60 y 110 grados de calor por electricidad.
El médico tiene monitoreo de la temperatura en cuatro sectores y puede elegir en cuál aplicar más o menos intensidad, según la necesidad específica. Además, se quema la salida de la aguja con lo cual cierra y elimina posibilidad de esparcir células cancerígenas.
Al mismo tiempo, el calor generado por la energía de radiofrecuencia cierra pequeños vasos sanguíneos y disminuye el riesgo de sangrado. Las células muertas del tumor se reemplazan gradualmente por tejido cicatricial que, con el tiempo, se contrae. Las posibilidades de complicación poco comunes.
En términos médicos, el procedimiento se llama "ablación tumoral por radiofrecuencia" y ofrece grandes ventajas para el paciente: pasa de pronóstico paliativo a curativo y la recuperación es más rápida pues no hay incisión quirúrgica, a tal punto que puede hacer sin anestesia general y sin necesidad de suturar la vía de entrada.
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