El Rincón de Parangueo, uno de los siete volcanes extintos de Valle de Santiago, Guanajuato, es un lugar de contrastes históricos y naturales. Conectado con la constelación de la Osa Mayor, este sitio ha sido objeto de fascinación tanto por su geografía como por las experiencias que ofrece a quienes lo visitan.
En el pasado, su gran lago central era un punto de encuentro para los campesinos, quienes llevaban a pastar a su ganado por el túnel de más de 400 metros de longitud. El túnel, completamente oscuro, era una aventura en sí mismo. Para evitar accidentes, los campesinos avisaban a las personas con un peculiar grito: **"¡Ahí vienen las vacas!"**. Esto era suficiente para que los caminantes se pegaran a las paredes y dejaran pasar a los animales.
El esfuerzo de atravesar este túnel oscuro valía la pena: al salir, el visitante se encontraba con un paisaje único. El lago, rodeado de tierras blancas que daban la impresión de estar en la luna, estaba rodeado de una abundante vegetación que hacía del lugar algo mágico.
Con el tiempo, el lago se secó en gran parte, cambiando la apariencia del cráter. Hoy en día, aunque ya no luce el lago en su esplendor, el lugar sigue atrayendo a visitantes que buscan caminar por el túnel, experimentar la emoción de llegar al cráter y maravillarse con la belleza que aún conserva.
Este contraste entre el pasado y el presente del Rincón de Parangueo simboliza la capacidad de la naturaleza para transformarse, ofreciendo siempre una nueva manera de ser admirada. Si quieres experimentar un viaje que mezcla historia, aventura y paisajes inusuales, este lugar sigue siendo una visita obligada en Valle de Santiago.
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