No obstante haberse creado con los esfuerzos de la embajada de los Estados Unidos en la base aérea de San Isidro una junta militar presidida por el Coronel Pedro Bartolomé Benoit, para tratar de recomponer un poco en bando “lealista”, el embajador de Estados Unidos, W. Tapley Bennett, Jr. no se fiaba, describió la situación como "locura colectiva". Informando a las autoridades de Washington, declaró: "Yo recomiendo que se estudie seriamente la posibilidad de una intervención armada para restablecer el orden, más allá de una mera protección de la vida de los ciudadanos americanos. Si los actuales esfuerzos “leales” fallan, el poder pasará a grupos cuyos objetivos se identifican con los de los comunistas. Tenemos que intervenir para evitar otra Cuba "
El presidente Lyndon B. Johnson, guiándose por los informes de su embajador, y afirmando la necesidad de proteger vidas y propiedades norteamericanas, ordenó al ejército de Estados Unidos desplegarse en la República Dominicana para estabilizarla y evitar que el país cayera en manos de los comunistas.
Pronunció esta frase en un discurso el 2 de Mayo de 1965: “…las naciones americanas no deben, no pueden, y no permitirán otro gobierno comunista en el hemisferio Occidental.”
En esta cita Jonhson hace referencia a la conferencia de la OEA auspiciada por Kennedy donde se estableció unanimemente (habiendo expulsado a Cuba de la organizacion) que "..el comunismo es incompatible con los principios del sistema interamericano". Esta conferencia la tratamos en post anteriores.
La misión se asignó al teniente general Bruce Palmer, jefe recién designado del cuerpo aerotransportado XVIII y al Maj. Gen. Robert York, comandante de la 82 División Aerotransportada. Iniciaron "Operación Power Pack" y ordenaron a un grupo de trabajo compuesto por los marines y la 82 División Aerotransportada desplegarse el 28 de abril para evacuar a ciudadanos americanos y de otros países que estaban ansiosos por escapar de la capital dominicana.
La fuerza inicial de infantes de Marina llegó en helicópteros desde el USS Boxer y aterrizó en el lado occidental de Santo Domingo, cerca del hotel Embajador próximo a la costa. Los primeros elementos de la 82a Airborne Division aterrizó en el aeródromo de San Isidro al este de la capital.
Los primeros 400 infantes de marina aterrizaron en la noche del 28 en helicópteros HUS-1 / LH-34D Sikorski provenientes del USS Boxer , a la mañana siguiente, 29 de abril 530 infantes de marina estaban en la ciudad. Más tarde se les unieron 1.000 mas de refuerzo. Los Marines despejaron una zona de seguridad entre la embajada de Estados Unidos y el Hotel Embajador, donde se habían reunido los refugiados, los helicópteros transportaron a los civiles al Boxer para su posterior traslado a otros buques de la Armada hacia San Juan, Puerto Rico.
En un cable, que llegó a la Casa Blanca después de la derrota de los tanques de Wessin en el Puente Duarte, el embajador Bennett informó que la situación se estaba "deteriorando rápidamente." Un attaché militar americano de la embajada en Santo Domingo, que ese día regresó de Panamá y visitó San Isidro, le informó de que el ambiente general entre los líderes “leales” en San Isidro era de "abatimiento y desanimo total, con gran número de oficiales sumidos en el llanto". Bennet afirmó que sin la ayuda de EE.UU., los oficiales “leales” "tendrían que renunciar a su lucha." En vista de estos acontecimientos, el equipo de la embajada había llegado a la conclusión unánime que "ha llegado el momento de desembarcar los Marines." La sentencia definitiva de Bennett era inequívoca: "Recomiendo desembarco inmediato." La desesperada situación descrita por Bennett no dejó el presidente y sus asesores más alternativa que acceder a los deseos del embajador.
La 2º Brigada de la división aerotransportada 82, fue alertada el 28 de abril y se le ordenó trasladarse a la República Dominicana el 1 de mayo. La fuerza contenía dos batallones aerotransportados y elementos de apoyo con un total de 2.276 hombres, usando los mismos aviones que la precedente 3º Brigada.
Hay que señalar que el aterrizaje de Marines en San Isidro marcó la diferencia en la intervención: si antes era de protección y rescate de ciudadanos americanos y extranjeros que estaban refugiados en el Hotel Embajador, y de protección a la embajada americana (ambos objetivos en la margen occidental del rio Ozama), ahora al desembarcar en la margen oriental, ya confería a la intervención otro carácter: “para evitar que otra Cuba surja desde las cenizas de una situación incontrolable”. Ademas al aterrizar en esta base controlada por los "leales" rompía formalmente la posición neutral de los USA en el conflicto.
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