Con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca en enero de 2025, las tensiones migratorias entre Estados Unidos y Cuba se intensifican. La propuesta de deportaciones masivas de cubanos por parte del gobierno de Trump ha generado una fuerte respuesta del régimen cubano, que considera esta medida "irrealista". A pesar de los acuerdos migratorios bilaterales entre ambos países desde 1994, cualquier intento de deportar a cientos de miles de cubanos enfrenta serios desafíos logísticos, humanitarios y políticos.
La reciente visita de una delegación estadounidense a La Habana, encabezada por Eric Jacob Stein, para discutir la implementación de acuerdos migratorios, reveló la complejidad de la situación. En esta reunión, se abordó la necesidad de ampliar los servicios consulares en Cuba, que se encuentran limitados desde 2017, lo que ha generado una creciente migración irregular.
La propuesta de deportaciones masivas podría violar derechos humanos fundamentales, como la separación de familias, y reavivaría tensiones diplomáticas entre ambos países. Además, Trump enfrenta la dificultad de llevar a cabo estas deportaciones sin la cooperación del gobierno cubano, lo que hace que esta política no solo sea complicada, sino también difícil de implementar sin consecuencias negativas tanto para Cuba como para Estados Unidos.
La política migratoria de Trump hacia Cuba será uno de los mayores desafíos de su administración. ¿Es viable esta propuesta o es simplemente una estrategia política? La
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