Imagina que estás explorando un viejo manuscrito, y de repente, encuentras tu nombre: Gabriel. Te sorprende descubrir que viene del hebreo 'Gavriel', que significa 'Dios es mi fuerza' o 'hombre de Dios'. Curioso, ¿verdad? Este nombre bíblico lleva consigo siglos de historia y un pedacito del cielo en cada sílaba.
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