[ Ссылка ] Obama asumió anoche la candidatura demócrata a la presidencia de EEUU con pragmatismo. Su mujer, Michelle, humanizaba su discurso de investidura. Un discurso que, a unas horas de la publicación de las fatídicas cifras de empleo, estaba plagado de promesas: crear hasta un millón de nuevos puestos de trabajo de aquí a 2016, duplicar las exportaciones antes de 2014 y reducir el déficit público.
"No me elegisteis para que os dijera lo que queríais oír, me elegisteis para que os dijera la verdad. Y la verdad es esta: nos llevará aún unos años el arreglar los problemas que hemos heredado", dijo Obama.
El presidente estadounidense acusó a Mitt Romney de querer destinar más dinero a las guerras. El vicepresidente Joe Biden hizo hincapié en los logros de la presidencia: "Podemos decir con orgullo lo que me habéis oído decir en los últimos seis meses, Osama ben Laden está muerto y General Motors sigue de pie."
Pero no era una noche para hablar de política sino para volver a inspirar a todos aquellos que le votaron en 2008, aún no seducidos por Romney.
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