Esta canción fue dedicada por los norteamericanos Live a Barbara Lewis, una amiga de la banda que fue asesinada en 1993 por un conductor ebrio que huía de la policía tras un robo en York, Pensilvania. Muchos de sus órganos fueron donados, incluyendo el hígadao a un bebé de 10 meses. La canción refleja como la muerte de esta joven de 19 años permitió que otras personas siguieran con vida. El vocalista de la banda, Ed Kowalczyk, la dedicó en numerosas oportunidades a las víctimas de la masacre del Instituto Columbine ocurrida en 1999. Se encuentra en el disco "Throwing Copper" del año 1994.
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