👇CITAS BÍBLICAS AQUÍ ABAJO👇
San Mateo 3, 6. (Confesar sus pecados)
6 Y además de confesar sus pecados, se hacían bautizar por Juan en el río Jordán.
San Mateo 8, 2-4. (Ve a mostrarte al sacerdote)
2 Un leproso se acercó, se arrodilló delante de él y le dijo: «Señor, si tú quieres, puedes limpiarme.»
3 Jesús extendió la mano, lo tocó y le dijo: «Quiero; queda limpio.» Al momento quedó limpio de la lepra.
4 Jesús le dijo: «Mira, no se lo digas a nadie; pero ve a mostrarte al sacerdote y ofrece la ofrenda ordenada por la Ley de Moisés, pues tú tienes que hacerles una declaración.»
San Mateo 9, 1-8. (Los hombres en la tierra tienen poder para perdonar pecados)
1 Jesús volvió a la barca, cruzó de nuevo el lago y vino a su ciudad.
2 Allí le llevaron a un paralítico, tendido en una camilla. Al ver Jesús la fe de esos hombres, dijo al paralítico: « ¡Animo, hijo; tus pecados quedan perdonados!»
3 Algunos maestros de la Ley pensaron: «¡Qué manera de burlarse de Dios!»
4 Pero Jesús, que conocía sus pensamientos, les dijo: « ¿Por qué piensan mal?
5 ¿Qué es más fácil: decir “Quedan perdonados tus pecados” o “Levántate y anda”?
6 Sepan, pues, que el Hijo del Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados.» Entonces dijo al paralítico: «Levántate, toma tu camilla y vete a casa.»
7 Y el paralítico se levantó y se fue a su casa. B:
8 La gente, al ver esto, quedó muy impresionada y alabó a Dios por haber dado tal poder a los hombres.
San Marcos 1, 5. (Juan confesaba)
5 Toda la provincia de Judea y el pueblo de Jerusalén acudían a Juan para confesar sus pecados y ser bautizados por él en el río Jordán.
San Lucas 17, 11… (Jesús manda a ir con el sacerdote)
11 De camino a Jerusalén, Jesús pasaba por los confines entre Samaría y Galilea,
12 y al entrar en un pueblo, le salieron al encuentro diez leprosos. Se detuvieron a cierta distancia
13 y gritaban: «Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros.»
14 Jesús les dijo: «Vayan y preséntense a los sacerdotes.»
San Juan 20, 21-23… (Dios le da poder a los hombres para perdonar pecados)
21 Jesús les volvió a decir: «¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envío a mí, así los envío yo también.»
22 Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Reciban el Espíritu Santo:
23 a quienes descarguen de sus pecados, serán liberados, y a quienes se los retengan, les serán retenidos.»
Hechos de los apóstoles 19,18… (Los apóstoles confesaban a la gente)
18 Muchos de los que habían aceptado la fe venían a confesar y exponer todo lo que antes habían hecho.
19 No pocos de los que habían practicado la magia hicieron un montón con sus libros y los quemaron delante de todos. Calculado el precio de los libros, se estimó en unas cincuenta mil monedas de plata.
1ª de Corintios 5, 9.
7 Echen fuera la vieja levadura y purifíquense; ustedes han de ser una masa nueva, pues si Cristo es para nosotros la víctima pascual, ustedes son los panes sin levadura.
2ª de Corintios 5, 18… (Jesús les da autorización a los sacerdotes para perdonar los pecados y Pablo lo reafirma)
18 Todo eso es obra de Dios, que nos reconcilió con él en Cristo y que a nosotros nos encomienda el mensaje de la reconciliación.
19 Pues en Cristo Dios estaba reconciliando el mundo con él; ya no tomaba en cuenta los pecados de los hombres, sino que a nosotros nos entregaba el mensaje de la reconciliación
20 Nos presentamos, pues, como embajadores de Cristo, como si Dios mismo les exhortara por nuestra boca. En nombre de Cristo les rogamos: ¡déjense reconciliar con Dios!
21 Dios hizo cargar con nuestro pecado al que no cometió pecado, para que así nosotros participáramos en él de la justicia y perfección de Dios.
Santiago 5, 16 (confesarse con el sacerdote)
16 Reconozcan sus pecados unos ante otros y recen unos por otros para que sean sanados. La súplica del justo tiene mucho poder con tal de que sea perseverante:
1ª de Juan 1, 7-10. (Confesarnos para que nos purifique la sangre de Cristo)
7 En cambio, si caminamos en la luz, lo mismo que él está en la luz, estamos en comunión unos con otros, y la sangre de Jesús, el Hijo de Dios, nos purifica de todo pecado.
8 Si decimos que no tenemos pecado, nos estamos engañando a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.
9 Pero si confesamos nuestros pecados, él, que es fiel y justo, nos perdonará nuestros pecados y nos limpiará de toda maldad.
10 Si dijéramos que no hemos pecado, sería como decir que él miente, y su palabra no estaría en nosotros.
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