Para la familia estadounidense moderna, la pizza congelada es una solución a la hora de la cena. La próxima vez que compres tu pizza congelada favorita ten en cuenta estos interesantes hechos que ayudaron a que podamos disfrutar de esta "pizza casera''.

Un artículo publicado en el New York Times en 1950 aclamó la llegada del precursor de la pizza congelada, Leo Giuffre. Estas pizzas estaban listas para hornear, y el cliente se encargaba de hacerlo.

Giuffre lanzó sus pizzas en Boston y después de haber sido bien recibidas, él se expandió rápidamente y abrió un segundo local en Queens, Nueva York.

Estas pizzas para hornear tenían 23 cm de diámetro, sin cobertura especial aparte de la salsa de tomate, queso mozzarella, aceite de oliva y condimentos como tomillo y orégano. Esto las hacía baratas - sólo 49 centavos por pizza - y fáciles de llevar a casa. The Times sugería añadir anchoas, champiñones, mortadela o pimiento verde antes de meterlas al horno.

Después de sólo 10 días de abrir su segundo local en Nueva York, la compañía de Giuffre producía 3.000 pizzas por día. El éxito de este producto, dejó claro que la búsqueda de una forma de congelar las pizzas para su uso posterior en casa sería bien recibida.

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