¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? ¿Quitaré, pues, los miembros de Cristo y los haré miembros de una ramera? De ningún modo.
-- 1 Corintios 6:15
¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? ¿Quitaré, pues, los miembros de Cristo y los haré miembros de una ramera? De ningún modo.
¿O no sabéis que el que se une con una ramera, es un cuerpo con ella? Porque dice: Los dos serán una sola carne.
Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él.
Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca.
¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?
-- 1 Corintios 6:15-19
Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.
-- 1 Corintios 6:20
¿SABÍAS QUE TU CUERPO NO ES CIEN POR CIEN TUYO? ¿SABÍAS QUE TÚ, ERAS TEMPLO DE DIOS? ¿SABÍAS QUE FUISTE CREADO PARA ADORAR Y ALABAR A NUESTRO CREADOR?
Somos templo de Dios
¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?
1 Corintios 3,16
INTRODUCCIÓN: Leamos en 1º de Corintios capítulo 3 versículos 16 y 17, la Biblia dice así: “¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?. Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es”.
Cuando Dios creó al hombre, lo creó a Su imagen y semejanza, lo hizo con el propósito de que fuera templo del Espíritu Santo. Dios hizo al hombre para poder habitar en él y le dio espíritu para que viviera en comunión con el Espíritu de Dios. Dice la Biblia que Dios no habita en templos hechos por manos de hombres (Hech. 17:24). Por eso, cuando entró el pecado en la humanidad, el hombre no pudo ya ser templo de Dios por cuanto había pecado y su espíritu había muerto.
Por eso en el nuevo pacto, cuando Cristo murió en la cruz del calvario y resucitó, antes de morir y de resucitar Jesús les dijo a sus discípulos en Juan 16,7 “Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré.” y en Juan 14,16,17 dice Jesús “Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.” Y lo enseña Pablo en 2 Corintios 1,22 “el cual también nos ha sellado, y nos ha dado las arras del Espíritu en nuestros corazones. ” que cuando decidimos seguir a Jesús, vino a nosotros el Espíritu de Verdad, de Poder, de Consejo, ¡el Espíritu de Gracia! Ese es el espíritu que se movió en Jesús, el mismo que le ungió para que hiciera la obra que hizo. Él carpintero de Nazaret era el Hijo de Dios obrando con poder en el mundo, los muertos se levantaron, los paralíticos caminaron, los sordos oyeron y los endemoniados fueron liberados. El poder y la gloria de Dios se manifestaron a través de Cristo. En la antigüedad cuando el templo fue inaugurado dice que la gloria (la shekina) de Dios bajó sobre el templo y los sacerdotes no podían estar ahí adentro ministrando por la gloria que había en ese lugar. Eso era solamente sombra, de lo que sucedería después. Jesucristo dejó una promesa, ¡que Él iba a llenar nuestro ser con su Espíritu Santo! Esto sucedió por primera vez en Pentecostés cincuenta días después de la resurrección de Cristo, en medio de creyentes que oraban y esperaban la promesa del Padre, allí descendió el Espíritu Santo. Así se inició un nuevo pacto, el pacto en el cual la ley de Dios ya no se escribe más en libros ni en piedras sino como dicen las Escrituras: “yo escribiré mi ley en sus corazones”, Y así el creyente es la verdadera Casa de Dios, el Templo del Espíritu Santo.
o Hagamos un poco de historia:
* En la antigüedad cuando el pueblo de Dios se degeneró en su relación con El se acercó a la idolatría y así llegaron a ocurrir cosas muy sucias. En la época del rey Acab, metieron baales dentro del templo de Jehová; en otra época hombres que eran levitas -familias de sacerdotes- comenzaron a relacionarse con mujeres que estaban ahí para cuidar el templo.
Ещё видео!