En el mundo del emprendimiento, la historia de Ricardo Duch, fundador de Doggis, Juan Maestro y otras marcas reconocidas en Chile, nos ofrece una serie de aprendizajes claves. Con una vida dedicada a la creación y expansión de conceptos gastronómicos, Duch demuestra que el éxito no solo se logra con ideas innovadoras, sino con una disciplina férrea, capacidad de adaptación y resiliencia frente a los fracasos.
1. La importancia de la resiliencia
Duch revela que su camino hacia el éxito no estuvo exento de tropiezos. Su incursión en Brasil y Perú con Doggis resultó en fracasos, algo que no lo detuvo. “El objetivo era ser el operador de comida más grande de Latinoamérica, pero tuvimos que aceptar nuestras limitaciones y aprender de esos errores”. La resiliencia, según Duch, es clave para enfrentar los desafíos y seguir adelante pese a las dificultades.
2. La obsesión por el control y la calidad
Uno de los elementos diferenciadores en su modelo fue el control estricto de cada aspecto del negocio. Desde la apertura de su primer local, Duch y su socio se aseguraron de que todo estuviera bajo control, desde los costos de los sándwiches hasta la medición precisa de cada ingrediente. Esta obsesión por la calidad fue fundamental para mantener la propuesta de valor de Doggis: “Pesábamos el café, cuadrábamos la caja todos los días; éramos fanáticos del control”. Este nivel de atención al detalle fue clave para ganarse la confianza de los clientes y ofrecer siempre productos consistentes y de alta calidad.
3. La expansión mediante franquicias
Duch comprendió que la mejor forma de expandir su negocio era a través de un modelo de franquicias. Con la ayuda de expertos estadounidenses, desarrolló un sistema que permitía replicar la calidad y la operación en diversos puntos del país, asegurando que cada franquiciado compartiera sus valores y compromiso con el cliente. "Nuestros primeros franquiciados fueron nuestros propios locales. Con un modelo claro y estructurado, crecimos de forma controlada", comenta Duch.
4. Diversificación y adaptación al cambio
A lo largo de su carrera, Duch entendió la importancia de diversificar. Además de Doggis, creó otras marcas como Juan Maestro y Mamut, y posteriormente se aventuró en nuevos mercados con el apoyo de su familia. Esta habilidad de adaptarse y diversificar no solo le permitió crecer, sino también enfrentar cambios en el mercado. “Hoy todos mis hijos tienen sus propios negocios. Creo en la importancia de que cada uno forje su propio camino”, expresa, revelando su visión de legado y autonomía familiar en los negocios.
5. La cultura empresarial y la disciplina
Para Duch, una empresa debe tener una cultura fuerte y estructurada, que sirva de guía a todos sus colaboradores y socios. Al hablar de su equipo, enfatiza en la importancia de “tener valores compartidos, ser responsables y disciplinados”, cualidades que él mismo buscaba en cada franquiciado. Esta estructura le permitió no solo operar de manera eficiente, sino también construir un negocio sostenible en el tiempo.
Reflexión Final
Ricardo Duch es un ejemplo de cómo un emprendedor puede lograr el éxito combinando visión, disciplina y una sólida red de apoyo. Su historia nos recuerda que el camino empresarial está lleno de desafíos, pero que con perseverancia y adaptabilidad, cada obstáculo puede convertirse en una oportunidad de crecimiento.
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