Los chiflados hacen un lote de cerveza casera, pero los meten en la cárcel cuando Curly le vende a un policía. Su indiscreción menor se convierte en una sentencia de cuarenta años cuando un barril de cerveza que Curly ha escondido bajo su abrigo estalla mientras son fotografiados. Pero en la prisión se meten en más problemas, agravándolo aún mas.
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