En la lección anterior revisamos la política fiscal y su relación con la política monetaria. En esta lección veremos la teoría de las expectativas.
Pero, antes de nada, estudiemos cómo afectan las expectativas al mercado.
Si suponemos que el mercado es eficiente y que la información está libre e instantáneamente disponible para todos sus participantes, podemos esperar que el mercado lo descuente todo por adelantado. Dada la importancia que da el mercado a las decisiones de los bancos centrales (como vimos en lecciones anteriores), es comprensible que las expectativas acerca de los cambios en la política del banco central sean uno de los factores que produzcan movimientos en el mercado de divisas.
Supongamos que usted dispone de 100.000$ y que quiere guardarlos como ahorro. En Australia, el tipo de interés de los depósitos es del 2%, mientras que en la eurozona es del 0,5%. ¿Dónde preferiría guardar su dinero? Obviamente en Australia. Pero si esperara que los tipos de interés australianos bajaran hasta el 0% a final de año, la eurozona pasaría a ser más atractiva.
Si los inversores estuvieran convencidos de que Australia va a recortar sus tipos de interés, ¿esperarían a que se produzca ese recorte para sacar su dinero de allí? Probablemente no.
Si están convencidos de ello, seguramente sacarán sus ahorros antes de tiempo para evitar cualquier pérdida. Ello daría como resultado el debilitamiento del dólar australiano antes incluso de que pasara nada. Las expectativas, por tanto, importan.
De hecho, también afectan a los mercados de valores.
Supongamos que usted tiene una acción de Netflix, con un valor actual de 140$, pero cree que la empresa se irá a la quiebra el mes que viene. ¿Esperaría a que la empresa quebrara o se desharía de su acción cuanto antes? Tenga en cuenta que el mes que viene su acción podría no valer nada.
Evidentemente, la vendería ahora mismo.
Y si el suficiente número de personas piensa igual que usted y venden sus acciones a la vez, el precio de la acción de Netflix colapsará y la empresa cerrará todavía más rápido: sería una profecía autocumplida. La misma idea se puede aplicar a la publicación de noticias económicas.
Supongamos, por ejemplo, que se va a publicar la tasa de crecimiento del PIB de la zona euro para el cuarto trimestre del año y que la tasa del tercer trimestre fue del 0,5%.
La previsión sobre el cuarto trimestre es de una aceleración del 0,7%.
- ¿Qué le pasará al par EUR/USD si la tasa de crecimiento final es del 0,9%? Seguramente el par suba, ya que los inversores tendrán que reajustar sus expectativas y el precio, debido a que la eurozona ha crecido por encima de lo previsto.
- ¿Qué le pasará al par EUR/USD si la tasa de crecimiento final es del 0,4%? Caerá, porque los inversores se habrán dado cuenta de que la economía no tuvo el rendimiento esperado.
- ¿Y si la tasa de crecimiento final es del 0,5%? También caerá, seguramente. ¿Por qué? Porque, aunque la eurozona sigue creciendo al mismo ritmo del trimestre anterior, el mercado esperaba más.
- ¿Qué le pasará al par EUR/USD si la tasa de crecimiento final es del 0,7%? En teoría, no mucho. Es lo que se había anticipado, así que es poco probable que sorprenda a nadie.
En términos generales, los movimientos violentos en el mercado de divisas se producen por sorpresas importantes, como por ejemplo el voto a favor del Brexit en el Reino Unido o la elección del presidente Trump en 2016. Cuando todo el mundo espera que algo vaya a suceder, se posicionan al respecto antes de que aquello tenga lugar. Así, cuando finalmente ocurre lo esperado, no hay grandes movimientos en el mercado durante ese momento, ni después.
Pero si son pocos los que esperan que algo ocurra, cuando ese suceso llega, solemos ver movimientos bruscos en los minutos, horas o días siguientes, ya que los inversores vuelven a evaluar sus juicios y cambian sus posiciones de acuerdo con ello.
En la próxima lección repasaremos cuáles son los indicadores específicos para tener en cuenta en la información macroeconómica, comenzando por el crecimiento y la producción.
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