Tomar una fotografía, tanto de un menor como de un adulto, (hacerlo sin permiso) es una infracción grave.
Aunque no es delito, cuidado, porque está castigado con multas de hasta 300.000 euros por la Agencia Española de Protección de Datos. Un vallisoletano está inmerso en un proceso de este tipo. Si finalmente es multado, sería el primer caso en toda España.
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