El ex policía y chofer de Alfredo Stroessner, Elvio Acosta, sorprendió con sus escabrosas confesiones. El dictador se bañaba en sangre caliente de niños secuestrados y torturados por el régimen en el interior del país, para curarse de una enfermedad de la piel que sería lepra.
Hoy, a 23 años del fin de la dictadura, lo que era un mito urbano adquire un carácter real, tan dramático como terrible.
El testimonio deja al descubierto las páginas más oscuras del totalitarismo de 35 años que dominó el Paraguay.
Reportaje de Jorge Riveros, emitido en el Noticiero Primera Edición. Conduce Carlos Martini, lunes a viernes 12 horas por El Trece.
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