A través de su obra “Beyond Culture”, publicada en 1976, Edward T. Hall definió la cultura mediante la metáfora de un iceberg. La parte externa u observable, que comprende un 10/15 %, incluye las manifestaciones explícitas de la cultura como la comida, los rituales, el arte, el lenguaje o la vestimenta. Por su parte, el 85/90 % restante comprende la parte interna, no observable, es decir, las manifestaciones implícitas de la cultura: la religión, la concepción del mundo, creencias espirituales, el respeto por la autoridad, visión del tiempo, entre otros. Esta dimensión del iceberg es la que influye especialmente en los comportamientos, valores, sentimientos y pensamientos de una cultura. Sin embargo, sólo a través de la parte exterior del iceberg cultural se puede deducir lo que hay debajo. Cuantas más manifestaciones haya, más fondo cultural podremos encontrar.

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Créditos: www.flaticon.com

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