Madrid, 18 mar (efesalud.com). La sexóloga Miren Larrazabal Murillo se sienta en su sofá 'chaise longue' tostado, rodeada de cojines rellenos de plumón, para vídeobloguear a propósito de las personas que padecen la parafilia del fetichismo, excitación y deseo que se origina cuando la atención erótica se focaliza en el cuerpo humano, especialmente en senos, pies y cabello, o en alguna prenda relacionada con el uso íntimo o personal tanto del hombre como de la mujer.
"Zapatos, pañuelos, calzoncillos, bragas, medias de seda, perfumes o prendas de vestir de cuero forman parte de las fantasías y juegos eróticos que introducen la excitación sexual en las relaciones de pareja, lo que se considera una conducta fetichista de carácter inofensivo, a diferencia del fetichismo, que convierte esos mismos objetos o zonas erógenas en la parte fundamental del deseo, obviando al otro en el idilio amoroso".
Para Miren Larrazabal, el fetichismo acaba convirtiéndose en un trastorno psicológico "cuando afecta clínicamente a la persona que lo padece, sobre todo en sus relaciones sociales y laborales, o causa problemas a terceros, aunque lo normal es que este tipo de fetichista consiga la satisfacción sexual en solitario, oliendo o frotándose los amuletos contra los genitales".
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