Pasó de ser un sofisticado palacio nazarí a convertirse en un austero convento franciscano por orden de los Reyes católicos. También fue un tiempo un desangelado cuartel. Hasta que alguien decidió que aquél viejo palacio musulmán merecía ser rehabilitado para convertirlo en lo que ahora es: el Parador nacional de la Alhambra de Granada.
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