Los Juegos de Invierno de 1980 iban a disputarse en suelo estadounidense por primera vez desde 1960. Precisamente esos 20 años son los que llevaba el equipo nacional de Estados Unidos sin lograr el oro en uno de sus deportes más venerados en todo el país: el hockey sobre hielo.
La Unión Soviética era la gran candidata al oro, venían de ganarlo cuatro veces seguidas y consiguieron cinco triunfos aplastantes en sus primeros cinco encuentros. Estados Unidos tuvo un inicio de torneo diferente, ya que se clasificó a la siguiente ronda remontando de forma increíble un 2-0 frente a Alemania.
Ambos equipos se enfrentarían en la semifinal, siendo para todos un hecho que la URSS se quedaría con la victoria y se llevaría el oro eventualmente. "A menos que el hielo se deshaga se espera que la URSS consiga su sexta medalla de oro olímpica consecutiva", escribía el New York Times el día del partido.
Estados Unidos, como era de esperarse, arrancó perdiendo el encuentro en el minuto 9. Después de dos periodos seguían abajo 3-2; sin embargo, en el último vino la impensada remontada que fue comandada por Johnson y Eruzione. Los últimos minutos fueron agónicos, con la unión soviética encima buscando la igualada y los estadounidenses defendiendo de forma casi heroica el resultado.
Al final, los de las barras y las estrellas se impondrían por marcador de 4-3 y vencerían después a Finlandia por 4-2 para asegurar la medalla de oro en una proeza que siempre será recordada como “el milagro sobre hielo”.
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