En una operación conjunta de la Policía Nacional y el FBI estadounidense.
El investigado, que tenía en vigor una Orden Internacional de Detención, se hacía pasar por empleado de unos almacenes comerciales de renombre para estafar a sus víctimas.
Fruto del registro de su domicilio -un chalé situado en Ibiza- los agentes intervinieron numerosos dispositivos electrónicos, documentación de la estructura societaria y gran cantidad de joyas.
Los fondos recibidos en la cuenta controlada por el arrestado fueron posteriormente desviados a cuentas radicadas en Bélgica, Canadá, República Checa, Francia, Alemania, Letonia, Mónaco, Polonia, España, Emiratos Árabes, Estados Unidos y Vietnam.
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