La guayaba, el pino y la chía son sólo algunas de las muy numerosas especies botánicas identificadas en el interior de las ofrendas del Templo Mayor a través del estudio de sus granos de polen. Gracias a la colaboración con especialistas del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, se han reconocido gran diversidad de plantas que los sacerdotes mexicas usaron para halagar a sus dioses. De igual manera, se ha logrado reconstruir la vegetación e inferir el clima de la Cuenca de México a finales del siglo XV y principios del XVI.
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