A medida que los esfuerzos de limpieza empiezan a dar sus frutos, los afectados por el paso de la dana empiezan a tener una idea de la magnitud de las pérdidas y la destrucción causadas por el temporal.
«El martes por la mañana (29 de octubre, día de las inundaciones) llegó un pedido entero de casi 100.000 euros. Casi todo, todo se fue, todo se fue», explica el propietario del estanco, Adrian Ferra.
Además del barro, los coches volcados y los escombros que llenan calles enteras, los propietarios de negocios locales también tienen que lidiar con otro problema: los saqueadores.
Ferra dice que perdió una parte importante de sus existencias a manos de personas que entraron a la fuerza en su tienda mientras estaba inundada.
«Ya tenemos bastante con que saqueen nuestras casas... No entendemos por qué», dijo la residente Susana Fernández, mientras caminaba por las calles arrasadas.
Las inundaciones más mortíferas de la historia moderna de España se cobraron la vida de al menos 211 personas y decenas seguían en paradero desconocido el sábado 2 de noviembre, cuatro días después de que las lluvias torrenciales arrasaran la región oriental de Valencia.
La tragedia es ya la peor catástrofe relacionada con inundaciones en Europa desde 1967, cuando murieron al menos 500 personas en Portugal.
En una declaración televisada, el Presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, dijo que el Gobierno iba a enviar 5.000 soldados más para ayudar en las labores de búsqueda y limpieza, además de los 2.500 soldados ya desplegados.
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