En septiembre de 1939 Polonia fue invadida: por el Oeste por las tropas de Hitler y por el Este por el Ejército Rojo. En la primavera de 1940, por orden expresa de Stalin, 22.000 oficiales polacos (uno de ellos el padre del propio Wajda) fueron asesinados de un tiro en la nuca y enterrados en fosas comunes. En Katyn (nombre de un bosque cercano a Kiev, en Ucrania) se narran los últimos días de estos oficiales y de sus familias y de su angustia ante un destino incierto. Rusia sólo reconoció la autoría de este horrendo crimen en 1990, tras la caída del comunismo. Antes se lo había atribuido a los nazis.
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