30 Días Al Lado De Dios: Mi Experiencia: [ Ссылка ]
El Salmo 41 es un salmo de súplica y de acción de gracias que se utiliza en la tradición judía y cristiana para pedir la protección divina y el alivio de las dificultades, así como de ayuda para que nos paguen el dinero que nos deben o para que no llegue un dinero inesperado y poder pagar nuestras deudas.
El salmo comienza con una bendición para aquellos que ayudan al necesitado y continúa con una petición al Señor para que cure al salmista de su enfermedad. El salmo también incluye una súplica para ser librado de los enemigos y una promesa de alabar a Dios por su bondad y misericordia.
En la tradición cristiana, este salmo se utiliza como una oración de sanación y de protección contra la enfermedad y la opresión. También se lee durante la Semana Santa, en la que se recuerda la pasión y muerte de Jesús.
En resumen, el Salmo 41 sirve como una oración de súplica y acción de gracias para pedir la protección divina y el alivio de las dificultades, así como para alabar a Dios por su bondad y misericordia.
El Salmo 41 es excelente para que lo uses cuando tienes deudas que no puedes pagar y necesitas ayuda divina.
El libro de Los Salmos:
Que Salmo leer para cada situación: [ Ссылка ]
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Salmo 41 para leer mientras escuchas.
Bienaventurado el que piensa en el pobre;
En el día malo lo librará Jehová.
Jehová lo guardará, y le dará vida;
Será bienaventurado en la tierra,
Y no lo entregarás a la voluntad de sus enemigos.
Jehová lo sustentará en el lecho del dolor;
Mullirás toda su cama en su enfermedad.
Yo dije: Jehová, ten misericordia de mí;
Sana mi alma, porque contra ti he pecado.
Mis enemigos dicen mal de mí:
¿Cuándo morirá, y perecerá su nombre?
Y si vinieren a verme, hablarán mentira;
Su corazón recogerá para sí iniquidad,
Y saliendo afuera, hablarán de ello.
Todos los que me aborrecen, murmurarán a una contra mí;
Contra mí maquinarán el mal diciendo:
Un mal se ha apoderado de él;
Y el que cayó en cama, no volverá a levantarse.
Aun el hombre de mi paz, en quien yo confiaba,
El que de mi pan comía,
Alzó contra mí el calcañar.
Mas tú, Jehová, ten misericordia de mí, y hazme levantar,
Y les daré el pago.
En esto conoceré que te he agradado,
En que no se huelga de mí mi enemigo.
A mí me sostienes en mi integridad,
Y me colocas delante de tu presencia para siempre.
Bendito sea Jehová, el Dios de Israel,
Desde la eternidad y hasta la eternidad.
Amén y Amén.
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