El Rol de una madre
Me llaman Eunice, y ella es Loida, mi madre. Mi nombre significa: La que conquista el bien y también “Victoriosa”
Mi familia vivía en Listra, una ciudad de la región de Licaonia, en el sur de la parte central de Asia Menor. Listra era una pequeña ciudad de provincias sin apenas relevancia.
Era una colonia romana denominada Julia Felix Gemina Lustra, que había fundado César Augusto para neutralizar las actividades de los bandoleros de las zonas aledañas.
Yo era una judía cristiana que vivía en un hogar dividido por la religión con mi esposo griego; mi hijo, Timoteo ( cuyo significado es “El que honra o temeroso de Dios”, y mi madre Loida a la cual traje a vivir con nosotros tras la muerte de mi esposo (Hechos 16:1-3).
Listra, era una pequeña ciudad en un apartado y verde valle. La gente de allí entendían el griego, pero también el idioma local, el Licaónico.
Un día caminando por ahí , se formó un alboroto en ese tranquilo lugar: porque llegaron dos misioneros cristianos, Pablo y Bernabé, acababan de llegar de la vecina ciudad de Iconio. Mientras predicaban, Pablo se fijó en un hombre inválido que parecía creer lo que el apóstol enseñaba. Así que Pablo efectuó un milagro y lo sanó (Hechos 14:5-10).
Muchos de los habitantes de Listra creían en las historias sobre dioses que usaban cuerpos humanos y que habían estado en esa región en el pasado. Por eso, muchos confundieron a Pablo con el dios Hermes y a Bernabé con Zeus. Pero aquellos dos humildes cristianos a duras penas lograron impedir que hicieran sacrificios en su honor (Hechos 14:11-18).
Sin embargo, algunos no creímos que se tratara de dos dioses mitológicos, sino de dos personas normales con un mensaje maravilloso. Por ejemplo, mi madre Loida y yo entre otros
Nosotras escuchamos fascinadas a este hombre, Pablo y Bernabé y Por fin! recibimos las noticias que todos los judíos anhelábamos oír: el Mesías había llegado y había cumplido muchas de las profecías sobre él, pero más aún entendimos y aceptamos el mensaje de la cruz, que había muerto en el Madero en nuestro lugar comprando nuestra salvación.
Tanto mi madre como yo, sabíamos que formar a mi hijo y nieto en la fe y temor a Jesús, serían la clave para que en el futuro fuera un hombre sabio para la la salvación por la fe que es en Cristo Jesús.
Eso trajo como resultado, que ya como a los 20 años el Apóstol Pablo eligió a mi hijo Timoteo para que fuera su acompañante en la obra evangelística que había emprendido entre los gentiles. Se imaginan?
Es el mismo Apóstol Pablo quien reconoce que Timoteo tenía la misma fe sincera que primero habitó en mi madre Loida y también en mí. Y más aún; lo llama “ verdadero hijo de la fe, una fe no fingida.
Y le exhorta a que continuara en las cosas que había aprendido y fue persuadido a creer, sabiendo de qué personas las había aprendido, osea de mi madre y de mí y que desde la infancia había conocido los sagradas escrituras , que podían hacerle sabio para la salvación mediante la fe que es en Cristo Jesús” (2 Timoteo 3:14, 15).
Qué bendición es para nuestras vidas
Y qué feliz me siento de poder haber cumplido con el deseo de mi madre como abuela y también de yo haber cumplido bien con mi rol
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Conclusión:
Educación “desde la infancia”
Seguramente se necesitó mucho tiempo y empeño para que esta abuela y esta madre lograran que este niño arraigara esta firme convicción en el corazón y ayudarle a razonar basándose en la Palabra de Dios y tener fe en ella.
Pero ellas tanto la abuela Loida como Eunice, se propusieron con empeño a enseñar a Timoteo las Escrituras. Y la recompensa que obtuvieron fue grande. Pablo escribió sobre Timoteo: “Recuerdo la fe que hay en ti sin hipocresía alguna, y que moró primero en tu abuela Loida y en tu madre Eunice, pero la cual —estoy seguro— también se halla en ti” (2 Timoteo 1:5).
Los verdaderos siervos del Señor sabemos que dar una educación cristiana eficaz a nuestros hijos es una seria responsabilidad.
Hasta en el mejor de los casos, esta labor puede estar repleta de toda clase de obstáculos y dificultades. Mucho más cuando el padre cristiano se encara a este reto en un hogar dividido en sentido religioso.
Qué rol estás haciendo ante tus hijos como madre? Tú y yo somos el patrón y modelo que ellos seguirán.
Qué estás sembrando en tus hijos? A dónde vamos a llegar si esta es la generación que nos corresponde a ti y a mi preparar para el futuro?
Madres!Ojalá y Dios nos ayudes a darles ejemplos y testimonios a nuestros hijos y sobre todo sembrar la fe y temor en Cristo Jesús. Amén 🙏🏽
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