La vid es una planta trepadora, cuyas ramas (que llamamos sarmientos) pueden alcanzar hasta 30 metros de longitud. El objetivo de la poda consiste en reducir el número y la longitud de los sarmientos para que la vid produzca menos racimos, pero de más grosor y más calidad. La poda alarga la vida de la vid y asegura la cosecha de un año para otro.
La poda se hace en pleno invierno, cuando las viñas están prácticamente dormidas -en reposo- aprovechando que la planta se encuentra hibernando y ha bajado la circulación de la savia. En ese momento se puede despojar a la vid de las ramas sobrantes sin temor a que sangre.
Los primeros años de vida de la cepa se realiza la denonimada poda de formación, hasta conseguir que la cepa haya adquirido el porte y aspecto deseado. La poda de formación presenta como gran inconveniente que hace que se retrase la cosecha de la vid, lo que se compensa con una vida más larga y de más calidad.
Nuestro viñedo está podado en espaldera a dos brazos (excepto las vides del comienzo de cada calle que están podadas a un brazo). Cada brazo está compuesto por nudos, de los cuales prenden los sarmientos. Estos serán los que cortemos en la poda.
El corte se realizará entre el segundo y tercer nudo, donde se encuentran dos yemas (yema principal y yema auxiliar).
Nuestra poda es a dos yemas y la función de la yema auxiliar es preservar la cosecha en caso de que la yema principal no brote por causas climatológicas (heladas, pedrisco etc).
En el viñedo manejamos una cubierta vegetal que incluye especies silvestres autóctonas de raíz corta y fijadoras de nitrógeno, como las trebolinas, amapolas, leguminosas. Esta cubierta vegetal aporta nutrientes a la vid de forma natural, atrae a los insectos beneficiosos que controlan las plagas, mejora la fertilidad del suelo y evita su erosión.
¡Nos estamos preparando para la primavera!
Ещё видео!