Las pieles que cubrieron a Adán y Eva, el cordero sin mancha y el Siervo sufriente, nos muestran la sabiduría redentora del Señor, quien orquestó que el Justo sufriera y muriera por los injustos. Cristo derramó su sangre como sacrificio expiatorio para reconciliarnos con el Padre y liberarnos del poder y la condenación del pecado. La obra de Cristo y su cruz está en la médula de nuestra fe cristiana. #Biblia #Teología #SanaDoctrina #EnseñaLaPalabra #ViernesSanto #Evangelio #Gracia
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