Los fariseos enseñaban que las enfermedades se producían a causa del pecado de las personas, quienes era consideradas sucias e inmundas; por eso las leyes de Levítico prohibían el contacto con los enfermos, los gentiles, los cadáveres y ciertos animales. Pero Jesús, al acercarse a los inmundos invirtió el proceso del contagio y en lugar de contaminarse, Él fue quien sanó a los enfermos, les dio ministerios y los comisionó para llevar Su nombre por el mundo... Jesús siempre eligió a los ungidos menos pensados, porque en lugar de concentrarse en sus defectos, se enfoca en su deseo de Dios. Un mensaje para atesorar.
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