Insultos, amenazas, hurtos, disputas físicas y verbales, actos de vandalismo, acosos escolares y ciberacosos. Todos estos y muchos más comportamientos, independientemente del tipo de conflicto mal manejado o de violencias repetidas o sistemáticas que sean, todos, alteran la convivencia escolar, afectan a los miembros de la comunidad educativa y van en detrimento de la calidad de la educación.
¿Por qué no contar con herramientas sencillas pero efectivas que contribuyan a actuar a tiempo, en la cotidianidad de la escuela, para prevenir, detectar y gestionar los conflictos de forma dialogada y participativa? Estas herramientas serían útiles para la construcción de una cultura de paz, debido a que permiten un manejo oportuno de los conflictos y la prevención de las violencias.
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