La Optometría Comportamental va más allá, al dedicarse a la influencia de la visión en nuestro comportamiento. No nos interesa tanto la cantidad sino la calidad de la visión, a partir de la idea de que ver bien es algo más complejo que reconocer letras, caracteres y objetos a cierta distancia. Trata de identificar objetos y símbolos, darles un valor y un sentido, descodificar y procesar información visual, almacenar y recuperar patrones de visión, etc. Para que todo esto sea posible, es necesario que los órganos y funciones del sistema visual trabajen de forma coordinada. Cuando esto sucede es cuando interviene el optometrista comportamental.

Esta disciplina trabaja a partir de profundos conocimientos en neurofisiología, desarrollo motor y cognitivo, lateralidad, procesamiento auditivo y conocimientos en terapias, de forma que permita incidir sobre trastornos del aprendizaje o la reeducación visual.

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