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El pasado sábado 26 de octubre, la Fuerza Aérea Israelí atacó a al menos 20 objetivos militares en Irán. Este operativo, que duró cuatro horas, se centró en sistemas de defensa aérea e instalaciones de producción de misiles, y marcó una escalada de violencia en el conflicto regional. Esta acción fue una respuesta directa a meses de agresiones por parte de Irán y sus aliados, principalmente al ataque de Irán a Israel el 1 de octubre, el cual consistió en el lanzamiento de 200 misiles balísticos. 

En cuanto a la respuesta israelí, más de 100 aviones participaron en la misión, el ataque fue planeado para afectar la infraestructura militar del régimen iraní, apuntando a fábricas, almacenes, lanzadores e instalaciones de investigación. La declaración del portavoz de las FDI durante el ataque subrayó que las ofensivas estaban dirigidas exclusivamente a sitios militares. Entre los objetivos golpeados, se menciona un ataque a baterías antiaéreas almacenadas en la ciudad de Karaj. 

Además, un informe del New York Times indica que la base militar secreta de Parchin, en las afueras de Teherán, también fue golpeada, pues existen imágenes satelitales que muestran daños en dicha base militar, la cual ha sido señalada por la Agencia Internacional de Energía Atómica, quien ha acusado a Irán de llevar a cabo pruebas de explosivos de alta potencia relacionados con armamento nuclear. 

Otros informes indican que Israel realizó un "golpe devastador" a la industria de misiles de Irán, atacando al menos 12 mezcladores planetarios utilizados para fabricar combustible sólido para misiles balísticos de largo alcance, con algunas fuentes afirmando que el número de mezcladores atacados podría llegar a 20. Cabe destacar que Israel no atacó sitios nucleares o de petróleo, cumpliendo así las peticiones de la administración de Biden hechas antes de la respuesta israelí. 

Estados Unidos, a su vez, envió una advertencia a Teherán, con el secretario de Defensa, Lloyd Austin, quien instó a Irán a no "cometer el error" de responder,

sugiriendo que los ataques deberían marcar el fin de este intercambio. Aunado a ello, los Estados Unidos han reiterado su apoyo en la defensa del estado de Israel. 

Por su parte, las autoridades iraníes confirmaron el ataque, pero aseguraron que las fuerzas de defensa israelíes exageraron su magnitud y que los daños reportados eran menores. 

Según el Wall Street Journal, antes del ataque, Irán contaba con cuatro sistemas de defensa S-300, todos ellos destruidos por Israel, lo que generó "una profunda alarma" en el país persa, pues acorde a múltiples análisis, los daños sobre sus sistemas dejan a sus sitios energéticos clave expuestos a futuros ataques.
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