El 21 de febrero de 1998, en el Heliodoro Rodríguez López de Tenerife, Roberto Carlos volvió a desafiar a la física con el que se denominó el 'gol imposible'.
Desde la línea de fondo, sin ángulo y sin contar con el factor a favor de la pierna cambiada, Roberto Carlos soltó un zapatazo casi desde el córner que se coló por la escuadra contraria de Ojeda, meta del equipo canario.
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