El cuento del Coronavirus - El médico y escritor Víctor Espiga explica, a través de un cuento, la importancia del confinamiento para ayudar a controlar la pandemia causada por el Coronavirus / Covid-19.
Texto: Víctor Espiga
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Ilustración: Giroillustrator
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Recitado: Begoña Zamacona
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Traducción al castellano: Berta Rubio Faus
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Piano: Jesús Acebedo.
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Había una vez, en un país muy, muy cercano, un virus al que se le conocía con el nombre de Coronavirus. Este virus, como todo aquel que se pone una corona en el nombre o en la cabeza, deseaba conquistar el mundo y como no tenía piernas, solo podía avanzar saltando de persona en persona.
Llegaron al país los hombres y las mujeres más fuertes del mundo (o mejor dicho, las mujeres y los hombres que se creían los más fuertes del mundo), pero ninguno de ellos fue capaz de vencer al virus, ya que éste era tan, tan pequeño, que siempre sabía cómo esquivar los golpes.
-¿Y si es tan pequeño, cómo lo podremos ganar? -se preguntaba la gente.
-¡Muy fácil! -dijo un niño que pasaba por allí (un niño que es todos los niños, y que en este cuento simboliza el sentido común, una característica humana que a menudo vamos perdiendo al hacernos mayores, igual que pasa con la capacidad de ver el elefante dentro de la boa en El Principito)-.
Si no tiene piernas –continuó el niño-, nosotros somos sus piernas. Entonces, si nos quedamos todo el tiempo posible en casa, no podrá seguir avanzando, y lo ganaremos sin luchar, que es como se ganan las luchas más importantes de la vida –añadió el pequeño, que dejó boquiabierto a todo el mundo.
Y así fue. Así fue como todos los niños se quedaron dos semana en casa, y como los adultos aprendimos un poco del sentido común de los más pequeños. Así fue como todos tuvieron tiempo para volver a leer El Principito, y entenderlo por fin. Y así fue como comprendimos que las victorias más importantes se ganan con unas armas que son invisibles a los ojos.
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Once upon a time, in a very nearby country, there was a virus named Coronavirus.
This virus, as anyone else with a crown on the head or name, wished to conquer the world. And, as it has no legs, the only way for it was to jump from person to person.
The strongest men and women came from all over the world (or rather those who believed themselves to be the strongest), but none of them was able to beat the virus.
It was so small that he escaped from them all.
«So… if it’s so small, how on earth can we beat it?», everybody wondered.
«It’s really easy», said a child who could be any child and who, in this tale, represents common sense, a human feature we usually lose as we grow up, because we lose the ability to see the elephant inside the boa of the Little Prince.
«If it has no legs», said the child, «we are the legs. So if we stay at home as much as possible, it will not be able to move anymore and we will beat it without fighting, as the most important battles in life are won».
People were shocked.
And this is how children stayed at home for two weeks, and how all adults learned a little bit common sense from children.
And this is how everybody got the time to read The Little Prince again and to understand it.
And this is how we learned that real victories are those we win with weapons that are invisible to the eye.
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