Santi Millán se ha operado de presbicia para decir adiós a las gafas en Clínica Baviera. Él mismo nos cuenta su experiencia.
“Hola soy Santi Millán y me he operado de presbicia en Clínica Baviera. Tú puedes ser miope de pequeño y de mayor también eres miope. Mala suerte. Pero la presbicia es algo que aparece con el tiempo. Eso de llegar al restaurante, coger la carta, sacarte las gafas y ponértelas hace que los demás piensen que eres mayor de 40 fijo. Y yo 20 años no aparento, pero llegar y decir que no tengo que sacarme las gafas hace que los demás digan: Está mayor, pero… ¡¡cuidado!! Sigue con buena vista. Por lo menos no está muy deteriorado.
Dicen que la presbicia aparece a partir de los 40 años. Pues yo estaba soplando las velas de mi cumpleaños y al acabar de soplar ya no veía bien la tarta. Fue así. Además, yo me cansaba mucho al leer. Hubo un tiempo en el que usé unas gafas premontadas de presbicia y al final tomé la decisión de asumir que tenía presbicia e ir al oftalmólogo para que me mirara bien la vista. A los 4 años me di cuenta de que la cosa no se acababa de ver bien.
La operación era algo que me rondaba la cabeza hace tiempo, pero los tratamientos en los ojos siempre dan como respeto, porque puedes no ver bien, pero por lo menos ves. Creo que operarme la presbicia ha sido una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida. Es una maravilla.
Antes de la operación haces una visita previa para ver si eres apto porque no todo el mundo tiene la suerte de poder operarse de la vista. Ahí conocí a la Dra. Patricia Pérez y la verdad es que conectamos muy bien porque me dio muy mucha confianza: me explicó la operación, me dijo que dura 10 o 15 minutos… Para ella era muy rutinario. El día de la cirugía llegué a la clínica con esa actitud, sin nervios y fue tal como me dijo.
Durante la cirugía fue todo muy bien. Llegué a la clínica a las 11.15 de la mañana para operarme, entré a quirófano, estuvieron operándome 10 minutos, salí del quirófano y me dejaron en una sala un ratito porque yo creo que lo hacen por cortesía porque 10minutos y mandarte para casa… La cuestión es que, claro, sales con las pupilas muy dilatadas, te molesta la luz, pero ya ves… Y llegué a casa y vi a mi mujer y dije: ¿Tú quién eres? Me dijo: Soy tú mujer y yo le dije: Pues qué alegría (porque la vi muy guapa). Increíble. Muy bien.
Por ejemplo, en programas como Got Talent yo o llevo gafas, entonces a la hora de hablar con la gente los veía bien, pero no con esa definición que veo ahora. Es un gusto. O cuando tenía que leer una tarjeta tenía que pedir que me pusieran la letra a sílaba por tarjeta porque si no, no la podía leer. No tener que preocuparte de estas pequeñas cosas es una alegría.
Yo creo que, para la gente que no tiene problemas de visión es difícil hacerse una idea. Para ellos, haced esta prueba: si tenéis algún familiar que lleve gafas, ponéroslas un rato. No veréis bien. Entonces, pensad que así es como ve la gente que tiene problemas de visión. Luego, quitaros las gafas y es como si os acabarais de operar.
Realmente si alguien está pensando en operarse y es apto para hacerlo, le diría que no se lo piense. Yo lo veo clarísimo. Y más ahora”.
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