la Cemita Poblana pasó de ser un antojito a ser representante por todo lo alto de la Gastronomía Poblana, símbolo de nuestra Cocina con calidad Mundial.
La cemita poblana tiene historia propia, es hermana de la torta, prima cercana del pambazo (francés), parienta lejana del paste y del emparedado (sándwich), ambos de origen inglés, y precursora histórica de las tortas gigantes que hoy se venden en gran parte de la República”.
Viene de dos variedades de pan: un bizcocho de sal, largo y duro, y un panecillo o galleta hueca parecidas al pambazo francés. Ambos panes, elaborados para conservarse y ser consumidos durante los largos viajes de navegación hacia España y Filipinas, podían durar de 4 a 8 meses.
Se hacían con distintas clases de harina de Atlixco, entonces conocido como el “granero de México”; municipio que, junto con Puebla, San Martín Texmelucan, Cholula e Izúcar de Matamoros, conserva la tradición de la cemita.
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